"Sólo hacen falta dos cosas para escribir: tener algo que decir, y decirlo." Oscar Wilde

viernes, 14 de noviembre de 2014

New York, Nueva York...

Nueva York Ciudad de los rascacielos,
Capital del Mundo,
Gran Manzana,
Urbe de hierro y hormigón,
Lugar de encuentro de poetas...

Todo lo tienes:
lo viejo y lo nuevo,
lo alto y lo bajo,
lo rico y lo pobre,
lo dichoso y lo aciago...

A ti llegué con el miedo florecido,
con el entusiasmo como sino,
con la esperanza como anhelo,
con el don de la oportunidad como sello...

Por tus calles transité semidesnudo:
vestido de ropas,
desnudo de prejuicios.

En tus calles empequeñecí,
a la sombra de tus moles verticales.

En tus edificios me elevé,
al asomarme en sus azoteas.

En tus esquinas me perdí,
y entre tus gentes me encontré de nuevo.

Tú me sonreíste,
tú me acogiste,
tú me protegiste,
tu buena estrella me alumbró.

Con miedo llegué,
con nostalgia regresé...
¿Por qué?
Porque tú me hiciste crecer.

Aimar Rollán

miércoles, 12 de noviembre de 2014

El muro

*En conmemoración del 25 aniversario de la caída del muro de Berlín.

Muro de berlín

Muro que separaba, 
muro que oprimía, 
muro que dividía... 
Muro de piedra.

Muros se destruyen y se construyen constantemente; 
todo fluye y refluye, 
todo avanza y tiene un retroceso, 
todo se eleva y cae...

Según la ecuación de Einstein (E=mc2), 
nada se crea ni se destruye, todo se transforma. 
Todo lo que quitas de un lado de la ecuación,
 pasa automáticamente al otro lado, 
no necesariamente con la misma cualidad; 
 esa energía no se pierde, 
va a parar a algún lado.

Por muchas veces que se tiren, 
las mismas veces volverán a levantarse.
Muros que protegen, muros que separan.
Hay muros de piedra y hay muros de aire...
Uno cae, otro se levanta.


Aimar Rollán