Dos amigos, Ismail e Ibrahim, iban caminando a través del desierto, mientras el Sol caía implacable sobre sus cabezas. Motivados por el calor y la sed comenzaron a discutir cada vez más acaloradamente, hasta que Ismail le dio una bofetada a Ibrahim. Ibrahim, sin decir palabra, escribió en la arena: «Hoy, mi mejor amigo me dio una bofetada en el rostro».
Siguieron caminando, hasta que por ventura llegaron a un oasis donde decidieron pararse a descansar, y a beber. Ibrahim se metió en el agua para bañarse, mientras que Ismail se quedó sentado a la sombra de una palmera. De repente, Ibrahim empezó a gritar pidiendo auxilio, pues se estaba ahogando.
Rápidamente Ismail nadó hacia el para socorrerlo y lo llevó sano y salvo a la orilla. Cuando Ibrahim se recobró, comenzó a grabar un mensaje en una roca cercana: «Hoy mi mejor amigo me salvó la vida».
Ismail, que había primero abofeteado y después salvado a Ibrahim, le preguntó: «¿Por qué cuando te abofeteé escribiste en arena, y ahora que te he salvado escribes en piedra?».
Ibrahim sonrió y replicó:
«Cuando un amigo nos ofende o nos daña, debemos escribirlo en la arena, donde los vientos del perdón y del olvido puedan borrarlo; y cuando un amigo hace algo bueno por nosotros, debemos grabarlo en piedra, donde permanezca por toda la eternidad».
Siguieron caminando, hasta que por ventura llegaron a un oasis donde decidieron pararse a descansar, y a beber. Ibrahim se metió en el agua para bañarse, mientras que Ismail se quedó sentado a la sombra de una palmera. De repente, Ibrahim empezó a gritar pidiendo auxilio, pues se estaba ahogando.
Rápidamente Ismail nadó hacia el para socorrerlo y lo llevó sano y salvo a la orilla. Cuando Ibrahim se recobró, comenzó a grabar un mensaje en una roca cercana: «Hoy mi mejor amigo me salvó la vida».
Ismail, que había primero abofeteado y después salvado a Ibrahim, le preguntó: «¿Por qué cuando te abofeteé escribiste en arena, y ahora que te he salvado escribes en piedra?».
Ibrahim sonrió y replicó:
«Cuando un amigo nos ofende o nos daña, debemos escribirlo en la arena, donde los vientos del perdón y del olvido puedan borrarlo; y cuando un amigo hace algo bueno por nosotros, debemos grabarlo en piedra, donde permanezca por toda la eternidad».
Leyenda árabe
«Escribe tus malos momentos en arena,
y los buenos en piedra».
George Bernard Shaw
«Escribe tus malos momentos en arena,
y los buenos en piedra».
George Bernard Shaw
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