"Sólo hacen falta dos cosas para escribir: tener algo que decir, y decirlo." Oscar Wilde

sábado, 29 de diciembre de 2018

El sesgo del superviviente

La historia está escrita por los vencedores, o más concretamente, por los supervivientes. Por tal motivo, nunca tendremos una visión total de la historia, si además le sumamos un mecanismo psicológico muy presente en nuestra naturaleza humana: el llamado “sesgo del superviviente”.


La vida, ahora y siempre, es dura, peligrosa, misteriosa… Con un enemigo mortal llamado muerte siempre acechándonos. Debido a ello, nuestro cerebro, en su afán por lograr un poco de optimismo y luminosidad, desarrolló un mecanismo infantil de percepción de la realidad: el de centrarse solo en los logros de los triunfadores, de los supervivientes, tratando de no ver, o de correr un tupido velo sobre todos aquellos que no lo consiguieron.

El sesgo del superviviente

Se cuenta la anécdota de que este concepto surgió en la Segunda Guerra Mundial, cuando unos ingenieros británicos se plantearon reforzar los aviones con planchas dobles de acero en aquellas zonas que habían observado más propensas a recibir disparos en los aviones que volvían de la batalla. Pero fue un perspicaz matemático el que hizo la siguiente observación: “Lo que tenemos que hacer no es reforzar las zonas con agujeros de bala, sino las que no tienen agujeros de bala, porque esos agujeros denotan que han vuelto… El problema son todos aquellos aviones que no han vuelto, aquellos que no han regresado de la batalla, aquellos que han sido derribados…”.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Acrasia

Hay una palabra griega poseedor de un significado muy interesante: se trata de acrasia, que significa “falta de dominio de sí mismo”.


¿Cuántas veces nos han asaltado nuestros demonios? ¿Cuántas veces hemos cedido al vicio y a aquellas inclinaciones que son perjudiciales para nosotros, aun sabiendo las posibles consecuencias? La acrasia, la “no fuerza”, el “no dominio de uno mismo”, he aquí a uno de nuestros mayores enemigos, junto con la procrastinación (postergar la acción), que, casualmente, comparte esa misma raíz griega.

Acrasia

Ceder a la falta de dominio propio y postergar las buenas acciones, en pos de la satisfacción inmediata de los sentidos, he aquí el mecanismo de esta trampa. ¿Cómo y por qué caemos con tanta frecuencia, si sabemos las consecuencias, si estamos informados? ¿Es inevitable la tentación? ¿Están las tentaciones diseñadas para que caigamos en ellas? ¿O todo es más simple? Según dicen los psicólogos, la necesidad de satisfacer los deseos en el “aquí y ahora” es más fuerte que todas las buenas razones que podamos imaginar a largo plazo.

Por eso, esto lleva a la falta de dominio, a la falta de disciplina y planificación, a postergar la acción y a dejarnos llevar… Esto es una autopista directa hacia la falta de éxito en cualquier área de nuestra vida, o hacia el fracaso, si así queréis mejor llamarlo.

La raíz de todas las debilidades de carácter y de todas las adicciones está en la acrasia; la raíz del fracaso también subyace en la acrasia, junto con las ruinas personales en las que se convierten muchas vidas debido a esa inclinación a la incontinencia y a ese cese de la virtud de la crasia –sin la a; en griego antiguo la a al principio de una palabra es una negación o su opuesto. En este caso, crasia es la virtud de la fuerza o el dominio de sí mismo.

Se cuenta la anécdota, para ilustrar este concepto, del genial escritor francés Victor Hugo, que tenía que acabar de escribir una novela en un plazo determinado a exigencias de su editor, pero este gran personaje era muy dado a salir a la calle, a socializar y a distraerse con otros menesteres –con la consecuente pérdida de tiempo y energía para escribir que ello supone–, así que, incapaz de vencer su acrasia de forma directa, optó por un medio indirecto para vencerla: metió toda su ropa en un armario que cerró con llave para así no poder salir a la calle. Y semidesnudo, acabó en las sucesivas semanas una de las que serían sus grandes novelas para la posteridad.


Victor Hugo - Acrasia - Anécdota

Yo personalmente he quitado de mi casa la televisión e Internet –grandes ladrones de tiempo y energía–, con la esperanza de así poder contener un poco mi acrasia y mi procrastinación para limpiar un poco mi vida de aquellos obstáculos que me impiden realizar aquello que tengo que realizar. Ahora detecto un nuevo enemigo en mi camino: la curiosidad vana… Pero de eso, ya hablaremos en otra historia.

Cada uno tiene que identificar su acrasia, su enemigo –o enemigos–, y tratar de vencerlos, pero buscando un medio indirecto, ya que casi nadie es lo suficientemente fuerte como para vencer a esos monstruos encarándolos frente a frente. 

Aimar Rollán 

sábado, 14 de julio de 2018

Hasta que el cuerpo aguante

“Hasta que el cuerpo aguante”, ese debería de ser el primero de todos los mandamientos; la más importante de todas las instrucciones: “Vivirás en este planeta al que has sido arrojado, hasta que el cuerpo aguante”.


Jamás precipitaremos antes nuestra huida de este planeta, nuestro fin de la partida, nuestra vuelta a casa… Estaremos aquí hasta que el cuerpo aguante.

No importa cuán duro la vida golpee.
No importa cuánto nos queme la vida en la piel.
No importan las tormentas emocionales que a veces nos sumen en la desesperación.
No importa que el cuerpo esté quebrado y el ánimo destruido.
No importa que el suelo nos abrase los pies.
No importa que no nos podamos mover.

Estaremos por aquí, rondando, hasta que el cuerpo aguante.

Hasta que el cuerpo aguante

¿Por qué digo esto? Porque la vida no siempre va bien; porque la vida, a pesar de ser maravillosa, sumamente maravillosa —que nadie tenga ninguna duda de esto—, a veces nos regala duras lecciones en forma de enfermedades, accidentes, rupturas emocionales, muertes de seres queridos, quiebras económicas, hambre, sed, dolor, penurias, infortunios y tribulaciones; y muchas personas, demasiadas, se quitan la vida por su propia mano, en uno de los actos más deplorables que existen: el suicidio. Y uno se puede suicidar de forma súbita, o lentamente.

No importa cuán duro te estrangule la vida, ¡aguanta!, ¡resiste! ¡Hasta que el cuerpo aguante!
¿Qué hace falta para ello? Dos cosas: resistencia y resiliencia. Resistencia física y resiliencia anímica, para soportarlo todo, hasta que el último soplo de resistencia y resiliencia expiren, y nos hagan regresar al Reino del que partimos.

Todos nos vamos a morir, esa también es una realidad, pero debemos esperar hasta que llegue nuestra hora de partir, bien sea porque el cuerpo no aguanta más de viejo, porque no soporta una terrible enfermedad, porque un accidente físico lo destroza hasta el punto de no poder seguir viviendo, o porque nuestro corazón se detiene… Pero siempre, recuérdalo, hasta que el cuerpo aguante, no antes.

Aquí estamos para disfrutar de la vida y para aprender el máximo número de lecciones que podamos, mientras nuestro cuerpo físico resista las inclemencias del tiempo y de los años. Hay lecciones muy llevaderas y placenteras, al igual que hay lecciones terribles. Bien sabido es que lo agradable es fácil de soportar y que nadie que viva bien desea morir; mas también es cierto que ante el infortunio y las duras lecciones que la vida a veces también nos da, uno desea regresar al hogar de dicha de donde surgimos, abandonando este valle de lágrimas, esta escuela de lecciones dulces y amargas, este escenario donde los seres nos convertimos en personas que, con una máscara en la cara, interpretamos personajes de teatro, ora en comedias, ora en tragedias.

Disfruta plenamente la vida sin perder tu ética y moral. ¡Vive y aprovecha al máximo tratando de aprender las lecciones que la vida te ponga enfrente, y encara con valor todo lo que ante ti se revela!

¿Hasta cuándo? Lo he dicho muchas veces ya: hasta que el cuerpo aguante.


Aimar Rollán
Fragmento del libro Reflejos

miércoles, 11 de abril de 2018

Presentación del libro Cuentos y desencuentros

El próximo 23 de abril, Día del Libro, presentaré el libro Cuentos y desencuentros en la Librería Cámara de Bilbao, en colaboración con la Editorial Literarte.

Cuentos y desencuentros libro AImar Rollán

Lugar: Librería Cámara. C/ Euskalduna 6. Bilbao
Hora: 23 de abril a las 19:30

Nota de prensa en El Correo

¡Os esperamos!