"Sólo hacen falta dos cosas para escribir: tener algo que decir, y decirlo." Oscar Wilde

lunes, 20 de julio de 2015

Esto es Jauja

Seguro que casi todos habéis escuchado o utilizado alguna vez la expresión «¡esto es Jauja!», en alusión a algo bueno, algo lujoso o a una situación muy placentera donde todos los sentidos están satisfechos por bienes materiales. El origen de esta expresión es muy curioso, y nos va a servir en este artículo para hacer varias reflexiones.


Cuando Cristóbal Colón regresó a España después de su primer viaje, dadas las penalidades y la dureza de la mar para atravesar el Atlántico y llegar a «Las Indias», le costó mucho reclutar marineros para un segundo viaje a las Américas. A raíz de eso, se le ocurrió una idea macabra para resolver ese problema; idea basada en una promesa de felicidad (idea infalible para encandilar). Así, se propagó la existencia de la maravillosa ciudad de Jauja, donde no era necesario trabajar, el oro era abundante, ríos de leche y vino nunca dejaban de manar y suculentos alimentos pendían de los árboles. Probablemente también se añadiría que «Jauja estaba repleta de hermosas mujeres». Toda una utopía, que muchos creyeron por supuesto... Al igual que muchos hoy en día siguen creyendo.

Jauja

¿Existe Jauja? Sí, existe una ciudad en el centro del Perú que lleva ese nombre, y que los hombres de Pizarro identificaron con el paraíso, debido a la gran cantidad de riquezas que en ella habían acumulado los Incas, así como a la gran belleza de sus parajes. ¿Pero y la Jauja legendaria? Me temo que no.


La vida es todo lo contrario: hay que trabajar, y duro además; hay que luchar constantemente por sobrevivir, por abrirse camino, por satisfacer los sentidos, por caer bien a los demás, por cosntruir relaciones sólidas, por ser felices... Lo cierto es que es difícil encontrar un trabajo, es difícil mantenerlo, es difícil que te paguen bien por él, y es difícil que te guste y satisfaga, por no decir que es difícil mantener constantemente los sentidos satisfechos con manjares, con sexo, con éxito y con amor. Si algo de eso se consigue, dura más poco que mucho; y nos produce una euforia tan transitoria que el sabor de fondo que queda es amargo.

Quizá a algunos parados les pagan por no trabajar, con un mísero subsidio por desempleo, y quizá algunos salgan los fines de semana, se emborrachen un poco, liguen y tengan sexo (eso siempre y cuando no digan que están en el paro, porque si no no ligan ni de coña), y les parezca que «¡esto es Jauja!». Pero eso no es Jauja, que nadie se engañe; eso es una pseudojauja descafeinada.

Esto es Jauja


También parece que en el inconsciente colectivo de la humanidad existe la esperanza de que nos toque la lotería, y entonces todo sí que será Jauja. Ja u Ja u Ja... Me parto de la risa. Pero es normal que mucha gente espere eso, al igual que muchos se embarcaron con Colón en su segundo viaje.

Puede, y digo puede, que encontremos Jauja cuando nos llegue el óbito (cuando nos muramos, utilizando una expresión menos culta). O eso nos han vendido algunas religiones, que iremos a un lugar mejor donde todo es Jauja. No quiero ser irónico, pero fijaos en el paralelismo, ¿no es acaso el mismo argumento, la misma estrategia que utilizó Colón?... Mmmm... Ejem... No digo que no exista América, que no exista el «Nuevo Mundo», o «el Otro Mundo»... ¿Pero Jauja?

Para mí, y esto lo digo a título personal, Jauja está en cualquier lugar en el que puedas vivir con la persona que amas, tener un trabajo digno que te satisfaga y que sea útil para la humanidad y estar cerca de tus familiares y buenos amigos; también por supuesto, con un buen control de tus interioridades para que los altibajos emocionales no enturbien tu Jauja. No es tan exagerado como la ciudad legendaria de Jauja, pero no menos utópico... Sigue siendo muy difícil encontrar esa Jauja.

Diógenes de Sínope


Tal vez el único que ha encontrado Jauja (o de los pocos) fue Diógenes de Sínope, el gran filósofo cínico ateniense, que era feliz viviendo en su barril. Encontró Jauja en su interior y ya no necesitó de ningún ingrediente externo para ser feliz. Quizá, desde este punto de vista, muchos otros seres hayan hallado Jauja, en el interior de ellos mismos.

Lo que puedo decir de cierto, es que después de escribir todo esto, la expresión más acertada para los que vivimos en este humano mundo sería la de: «Esto no es Jauja».

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