"Sólo hacen falta dos cosas para escribir: tener algo que decir, y decirlo." Oscar Wilde

miércoles, 18 de enero de 2017

Coincidir en espacio y en tiempo

Coincidir con otra persona, en el tiempo presente, y en el presente de nuestro tiempo, es difícil, no hace falta que lo diga.

Somos siete mil millones de personas en el mundo, siete mil millones de almas encarnadas en el momento presente, en este planeta, que es uno entre miles de millones de los que hay en el universo; en este universo, que es uno entre miles de millones de los universos que pueblan el cosmos.

Espacio y tiempo

Coincidir con otro es difícil…

El ser humano está formado por cien mil millones de átomos, que según se cree es el mismo número de estrellas que conforman nuestra galaxia, la Vía Láctea. Cien mil millones pueden parecer mucho, pero si nos adentramos en el mundo subatómico, entre átomo y átomo, solo hay ingentes cantidades de espacio vacío… Distancia y separatividad… Y es difícil que dos átomos coincidan, en espacio y tiempo.

Podemos viajar y conocer mucha gente, y aun así coincidir es difícil. Podemos tener encuentros fugaces, breves o duraderos, no obstante, coincidir plenamente es difícil, condición para que surja el amor, pues es de amor de lo que estoy hablando.

Aun así, a pesar de esa dificultad, nos vamos encontrando a lo largo de nuestra vida con personas con las que coincidimos; con algunas de ellas, coincidimos plenamente incluso, algo tan raro que puede considerarse como un accidente cósmico… Pero entonces sucede que ha de cumplirse otro requisito, no solo que coincidamos en espacio, sino también en tiempo.

Se estima que hasta el momento presente han vivido sobre la faz de la Tierra ciento diez mil millones de personas… De todas ellas, indudablemente la gran parte están muertas, a excepción de los siete mil millones que aún continuamos con vida. Se estima también, que los que aún están por llegar y vivir en este planeta serán billones más. Por ello coincidir en tiempo es difícil. Hay muchas personas con las que quizá sí hubiéramos coincidido plenamente, pero que, o están muertas, o aún no han nacido.

Pero hay otro tipo de tiempo, que es aquel que separa a las personas que coinciden en el espacio. Porque el tiempo para coincidir, el tiempo para amar, pasa, aunque sigamos vivos, aunque no hayamos muerto. Simplemente, pasa…

Solos

Es por ello tan frugal el coincidir, tan escasas las probabilidades de encontrar a alguien que coincida en nuestro espacio y en nuestro tiempo presente, que parece un milagro en algunas ocasiones.

Hay también algunos casos, raros por cierto, en los que surge un encuentro pleno, un encuentro verdadero y total en el tiempo, pero separado por la distancia. Se coincide en tiempo, y se coincide bien, pero largas distancias se interponen. Sucede sí, porque sucede, que después las cosas se invierten y esas mismas personas coinciden en el espacio, y se encuentran en el espacio, pero ya no coinciden en el tiempo… Ya no se aman en el tiempo presente en el que sus cuerpos coinciden en el espacio, bien sea porque el corazón de uno o de ambos está ocupado por otra persona, bien sea porque el tiempo para amar pasó.

A veces separa la distancia, a veces separa el tiempo.

Solo habrá una unión plena en nuestras vidas, con la única persona que coincidirá siempre con nosotros en espacio y tiempo: nosotros mismos. Esa es la relación que tenemos que cultivar a toda costa y por todos los medios. Después de ello, cultivar la relación con todas las demás personas que por nuestra vida pasen, ya sean frugales o duraderas.

La vida del hombre es relación, la química y la física se dan por la relación entre los átomos, el ser humano es un zoon politikon (animal social), todo en este mundo se resume en la relación entre «yo» y «el otro», entre yo y tú, entre tú y yo; entre yo, tú y Él.

¡Qué importantes son las relaciones!

¡Y qué difícil es coincidir en espacio y en tiempo!

Amantes cósmicos

Espacio y tiempo… Dicen los más sabios, que el espacio y el tiempo no existen más allá de las fronteras de la mente. ¿Será verdad? Quizá… Pero como casi la gran mayoría de personas vivas estamos bajo los dominios de la mente y encarcelados en sus fronteras, el espacio y el tiempo sí existen; nos dominan y vivimos bajo su yugo.

El espacio y el tiempo son los tiranos que nos separan; los que propician los desencuentros, al igual que los encuentros.


Aimar Rollán

2 comentarios:

  1. Muy bueno su artículo. Muchas gracias por compartir esta publicación en espacio digital y tiempo diacrónico.

    Sí continuamos este argumento con las leyes de la física, podemos decir que la velocidad cumple un papel importantísimo ya que la rapidez o lentitud de los cuerpos y acontecimientos depende de las variables distancia - tiempo. Y si creemos en un Dios creador y diseñador de todo este multiverso nos podríamos atrever a decir que Él es el encargado de manejar las velocidades en cada una de nuestras vidas de modo qué indiferentemente del espacio en el que nos encontremos o en el tiempo que estemos, Él es el encargado de manipular las velocidades en nuestras vidas y de ello depende que coincidamos con nuestra alma gemela... En esta fase terrenal o en otra existencia... Saludos.

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  2. La magia de coincidir es divina!
    Gracias por compartir.
    Gracias por esta bonita oportunidad de reflexionar.

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