Si alguna vez Buda fue conocido como «la luz de Asia», San Agustín de Hipona también lo fue como «el faro de Occidente»; el hombre más sabio de su época, grandísimo filósofo, ejemplar cristiano, influyente pensador. Él es el arquetipo del converso, del infatigable buscador de la verdad, de la persona escindida entre la llamada de lo terreno y la llamada de lo divino. De él se ha dicho que fue el más santo de los humanos, y el más humano de los santos. Vamos a dar unas breves pinceladas de su vida y de su obra, ya que son dignas de ser recordadas.