Cada acción, por pequeña que pueda parecer, tiene sus consecuencias en el universo, y a modo de semilla potencial, florece algún día.
Todo lo que hacemos y decimos, incluso todo lo que pensamos según dicen algunos, regresa a nosotros de un modo u otro.
Con cada acción plantamos una semilla, que bien plantada y bien regada, suele dar un buen fruto. Hay semillas que incluso mal plantadas y mal regadas dan buen fruto igualmente, tal es la magnanimidad de la semilla (vida en potencia).
A veces desesperamos porque creemos que nuestros esfuerzos son en vano y caen en pozo vacío; creemos que nuestra acción no hace eco, no llega, no cala, no germina, no florece... Pero eso solo el tiempo y la providencia pueden testificarlo, pues el proposito de la semilla es germinar.
Hay semillas que germinan a los pocos días de ser plantadas; hay semillas empero, como el bambú, que tardan años en asomar sobre la superficie de la tierra.
Sea como fuere, siembra; siembra siempre, y no te preocupes del fruto, pues la semilla lleva en sí misma su plenitud, y es raro que no germine, de una forma o de otra.
Para escribir esto me he inspirado en una anécdota: En 1962, el cantautor Paco Ibáñez dio un concierto en Israel, donde cantó varias de sus canciones, entre ellas Pello Joxepe, una canción de cuna vasca, muy desconocida fuera del ambiente rural vasco... Entre los oyentes se hallaba Naomi Shemer, en cuya alma quedó prendada la melodía.
Años después, en 1967, Naomi Shemer, que era cantante y poetisa, creó la canción israelí más famosa de todos los tiempos, Yerushalayim shel zahav (Jerusalén de oro), considerada casi como un himno nacional.
Si habéis escuchado las dos canciones, veréis que no es un plagio, ni una versión; simplemente, la semilla que había plantado Paco germinó de una forma inesperada, y tal fue el hecho, que permaneció inadvertido hasta el año 2004, en el que antes de morir, la gran cantante confesó haberse inspirado en Pello Joxepe.
Así pues, no dejes de sembrar semillas positivas, pues nunca se sabe el alcance ni la duración que pueden llegar a tener.
Aimar Rollán
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