"Sólo hacen falta dos cosas para escribir: tener algo que decir, y decirlo." Oscar Wilde

viernes, 21 de diciembre de 2018

Acrasia

Hay una palabra griega poseedor de un significado muy interesante: se trata de acrasia, que significa “falta de dominio de sí mismo”.


¿Cuántas veces nos han asaltado nuestros demonios? ¿Cuántas veces hemos cedido al vicio y a aquellas inclinaciones que son perjudiciales para nosotros, aun sabiendo las posibles consecuencias? La acrasia, la “no fuerza”, el “no dominio de uno mismo”, he aquí a uno de nuestros mayores enemigos, junto con la procrastinación (postergar la acción), que, casualmente, comparte esa misma raíz griega.

Acrasia

Ceder a la falta de dominio propio y postergar las buenas acciones, en pos de la satisfacción inmediata de los sentidos, he aquí el mecanismo de esta trampa. ¿Cómo y por qué caemos con tanta frecuencia, si sabemos las consecuencias, si estamos informados? ¿Es inevitable la tentación? ¿Están las tentaciones diseñadas para que caigamos en ellas? ¿O todo es más simple? Según dicen los psicólogos, la necesidad de satisfacer los deseos en el “aquí y ahora” es más fuerte que todas las buenas razones que podamos imaginar a largo plazo.

Por eso, esto lleva a la falta de dominio, a la falta de disciplina y planificación, a postergar la acción y a dejarnos llevar… Esto es una autopista directa hacia la falta de éxito en cualquier área de nuestra vida, o hacia el fracaso, si así queréis mejor llamarlo.

La raíz de todas las debilidades de carácter y de todas las adicciones está en la acrasia; la raíz del fracaso también subyace en la acrasia, junto con las ruinas personales en las que se convierten muchas vidas debido a esa inclinación a la incontinencia y a ese cese de la virtud de la crasia –sin la a; en griego antiguo la a al principio de una palabra es una negación o su opuesto. En este caso, crasia es la virtud de la fuerza o el dominio de sí mismo.

Se cuenta la anécdota, para ilustrar este concepto, del genial escritor francés Victor Hugo, que tenía que acabar de escribir una novela en un plazo determinado a exigencias de su editor, pero este gran personaje era muy dado a salir a la calle, a socializar y a distraerse con otros menesteres –con la consecuente pérdida de tiempo y energía para escribir que ello supone–, así que, incapaz de vencer su acrasia de forma directa, optó por un medio indirecto para vencerla: metió toda su ropa en un armario que cerró con llave para así no poder salir a la calle. Y semidesnudo, acabó en las sucesivas semanas una de las que serían sus grandes novelas para la posteridad.


Victor Hugo - Acrasia - Anécdota

Yo personalmente he quitado de mi casa la televisión e Internet –grandes ladrones de tiempo y energía–, con la esperanza de así poder contener un poco mi acrasia y mi procrastinación para limpiar un poco mi vida de aquellos obstáculos que me impiden realizar aquello que tengo que realizar. Ahora detecto un nuevo enemigo en mi camino: la curiosidad vana… Pero de eso, ya hablaremos en otra historia.

Cada uno tiene que identificar su acrasia, su enemigo –o enemigos–, y tratar de vencerlos, pero buscando un medio indirecto, ya que casi nadie es lo suficientemente fuerte como para vencer a esos monstruos encarándolos frente a frente. 

Aimar Rollán 

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