"Sólo hacen falta dos cosas para escribir: tener algo que decir, y decirlo." Oscar Wilde
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domingo, 30 de enero de 2022

La dorada medianía (Oda X de Horacio)

 El poeta latino Horacio, del siglo primero antes de Cristo, puede ser considerado como uno de los mayores poetas de la literatura universal, de influencia y transcendencia enormes, sobre todo en el Renacimiento, cuyos tópicos principales están tomados de sus obras.

Hay una oda, concretamente su Oda décima del libro segundo, que trata sobre el aurea mediocritas, la dorada medianía o "áureo punto medio". Es una oda de especial belleza y de gran sabiduría, que conviene conocer y recordar, para no desviar nuestro camino de la dorada proporción del equilibrio; de la virtud de la moderación, como dirían los estoicos; o del camino del medio, como diría Buda.

Oda X de Horacio


Vivirás mejor, Licinio, si,

cuando precavido temes las tormentas,

no navegas siempre en alta mar y tampoco te

ciñes demasiado a la peligrosa orilla.

 

Quien sigue la “aurea medianía”, vive

por una parte protegido, libre de los peligros

de un techo inseguro y por otra con sobriedad,

libre de un palacio por todos envidiado.

 

Con más frecuencia son sacudidos

por los vientos los altos pinos; se derrumban

con más estrepitosa caída las altas torres

y caen más rayos en las cumbres altas.

 

El ánimo bien templado espera en lo adverso

un cambio de fortuna, al igual que teme en

la bonanza sus reveses. Júpiter trae los inviernos

y él mismo los retira.

 

Si ahora algo va mal, no siempre será así.

Apolo no siempre está con el arco tensado,

también despierta a veces con su cítara

a las calladas Musas.

 

Muéstrate animoso y fuerte en las adversidades,

pero también, con igual prudencia, recoge

las velas hinchadas por un viento

demasiado favorable.


Horacio, Oda X, libro II


Los extremos conllevan peligros en todos los casos, y es especialmente fácil polarizarse en algo. Lo difícil es mantenerse centrado, bien sea en lo personal o en lo social. Caemos en los excesos o bien en las ideas de la tesis o de la antítesis, olvidándonos de la síntesis, allí donde mora la dorada medianía, o el punto de equilibrio.

Conviene recordar siempre esta Oda, al igual que recordar las virtudes de los estoicos o las enseñanzas de los grandes maestros de la humanidad, que siempre recomendaron moderación, sabiduría y buen corazón.

Cuando hay "tormenta" o las cosas van mal en nuestro mundo cercano o en el orbe todo, llamado Tierra, no hay que ni arrimarse demasiado a la costa ni adentrarse excesivamente en el peligroso y profundo mar abierto. En la costa hay rocas que pueden hacernos naufragar, e igualmente en alta mar hay grandes peligros escondidos. Durante estos últimos años de crisis global, he visto a demasiadas personas acercarse y estrellarse en la pérfida costa, al igual, que no menos seres, adentrarse en mar abierto creyendo hallar salvación, para perderse igualmente. Unos destrozados por los efectos secundarios de la caída a las rocas, otros devorados por los peligrosos tiburones que habitan en las profundidades del mar y de la psique. Mantente en el centro, no pierdas la dorada medianía.

"Aurea mediocritas" es la frase, o el tópico, en latín original, pero no hay que confundirla con la palabra castellana "mediocridad". De la mediocridad hay que huir como de la peste; ya tenemos demasiados mediocres pululando a nuestro alrededor, e instalados en los puestos de poder, para desgracia nuestra. No, no es de mediocridad de lo que habla Horacio, sino de moderación, prudencia y equilibrio.

Horacio y Cayo Mecenas

De esta Oda, los autores renacentistas tomaron el tópico denominado aurea mediocritas, que reflejaron en sus poemas, tales como Fray Luis de León o San Juan de la Cruz, sin olvidarnos de Garcilaso de la Vega o de Petrarca, el gran humanista italiano. Otros tópicos renacentistas fueron el carpe diem (aprovecha el momento), el beatus ille (alabanza de la vida retirada en el campo) y el locus amoenus (lugar ideal de la naturaleza, representado por la Arcadia legendaria, o todo paisaje bucólico). Tópicos todos tomados de las obras del gran poeta de Venusia, llamado Quinto Horacio Flaco. La historia de la humanidad siempre estará en deuda con él por tan grandes aportaciones, al igual que en deuda con su gran amigo Cayo Mecenas, que da nombre a la figura de aquel que apoya económicamente a los artistas, y sin cuyo sostén e influencia, el gran poeta de seguro no hubiese podido desplegar su ingenio.

Hoy en día estamos necesitados de más Horacios, de más Mecenas, de más doradas medianías... Necesitamos un nuevo Renacimiento, un nuevo despertar humanista.


Aimar Rollán

domingo, 16 de enero de 2022

La apología de Sócrates

Un excelente libro para iniciarse en la filosofía, y en la lectura de los clásicos, puede ser La apología de Sócrates, escrita por Platón, su discípulo. Es una de las pequeñas joyas apenas tiene 50 páginas en formato de bolsillo que no puede faltar en ninguna biblioteca, por su carácter histórico y por la sabiduría encerrada entre sus líneas.

Primera obra de Platón

‘Apología’ significa defensa, pero no una defensa cualquiera, sino aquella que implique la palabra (logos), ya sea de forma hablada o escrita. En este caso, Sócrates se defiende verbalmente ante sus acusadores, en el juicio celebrado en el año 399 antes de Cristo, donde 556 atenienses que formaban el jurado popular, debían deliberar sobre la suerte del célebre filósofo no tan célebre en su época.

“No sé, atenienses…” Así comienza el libro, y esa será la tónica de la filosofía de Sócrates, y la de la propia filosofía en sí: la de comenzar el camino desde el desconocimiento, que no desde la ignorancia. “Solo sé que no sé nada”, la mítica frase de Sócrates aparece aquí por primera vez reflejada. Veamos qué significa esto, pues es una de las bases de la filosofía, la de abordar toda cuestión sin prejuicios ni asentando la mente en bases ya prefijadas. "No saber", significa reconocer la limitación del conocimiento y a la vez la voluntad de investigar para llegar a saber algo más. Sócrates utilizaba dos métodos para llegar al conocimiento: la dialéctica (el diálogo de tú a tú con otras personas) y la mayéutica (la técnica de asistir en el parto de las ideas), mediante la interrogación, de tal forma que el conocimiento se iba revelando a través del diálogo.

 

Ser consciente de la propia ignorancia

es un gran paso hacia el saber.

Benjamin Disraeli

 

El ignorante afirma,

el sabio duda y reflexiona.

Asristóteles

 

Afirmar que se sabe lo que se sabe,

y que no se sabe lo que no se sabe…

Esa es la sabiduría.

Confucio

 

A pesar de su elocuente apología, o defensa, Sócrates fue condenado a muerte por asebeia (impiedad o irreverencia hacia los dioses de la ciudad) y por corromper a la juventud con sus ideas. En lugar de huir, como pudo haber hecho, afrontó su muerte con serenidad y tomó de su propia mano la copa que contenía la mortal cicuta. Tenía entonces 70 años. Corría el año 399 antes de nuestra era. Murió por sus ideas, como muchos otros harían después de él.

Este libro es un documento histórico, pero a la vez una genialidad de su autor, Platón, que estuvo presente  cuando sucedieron los hechos. El juicio no se grabó con un magnetófono ni con un taquígrafo mucho faltaba para el descubrimiento de dicha tecnología, y Platón redactó el libro varios años después, por lo que el discurso está idealizado y repensado por él, aunque se acepte que recurrió a la memoria. Es mitad socrático, mitad platónico. Es histórico, pero no un documento escrito por un historiador, sino por un filósofo; y no por un filósofo cualquiera… Esta es probablemente  la primera obra de Platón, de las que se engloban dentro de la categoría de las escritas en su juventud, que no por ello deja de ser menos sabia que las escritas en su madurez. Nos acerca como ningún otro diálogo a la figura de Sócrates.

Una vida sin examen (o reflexión), no merece la pena ser vivida”,  es otra de las inmortales frases que aparecen en este libro, y que marca el sello de la filosofía griega y de toda filosofía o medio de autoconocimiento que se precie. ¿Qué quiere decir esto? Libertad intelectual y afán de buscar la verdad. Uno no se convierte en filósofo por estudiar la carrera de Filosofía carrera que no existía en los tiempos de Platón; uno se convierte en filósofo cuando se convierte en librepensador, cuando tiene el arrojo y el valor de pensar por sí mismo, de afilar su razón y de dedicar unos minutos diarios al examen interior o a la reflexión filosófica.

 

Vivir sin filosofar es, propiamente,

tener los ojos cerrados sin tratar de abrirlos jamás.

René Descartes

 

Así, el “no saber” unido a la reflexión es el sello de la filosofía. El librepensar, el dudar, el cuestionar, el no dar valor a autoridades externas por el mero hecho de que sean autoridades, el pasar todo conocimiento por el filtro de la propia razón y el análisis, siempre dejando cierto lugar para la duda… Ese es el legado de Sócrates.

Filósofo condenado a muerte

Este mensaje no es viejo, es más, es necesario más que nunca hoy en día, ya que nuevos dioses se han apoderado de la polis (de la ciudad y del mundo). Dioses revestidos de autoridad científica, de certezas, de imposición intelectual y de restricciones de derechos y libertades. Dioses a los que no les gusta la filosofía, y mucho menos el que otros filosofen, cuestionen, duden y se salgan de los paradigmas establecidos. Dioses que no dudarán en llevar a aquel que ose pensar por sí mismo ante un tribunal, y si les es posible, porque las leyes de determinados países lo permitan, ejecutarlo en privado o en público, o por lo menos ridiculizarlo a los ojos del mundo para silenciar su voz.

Si eso os pasa, volved a leer este libro, y sabed que otros antes que vosotros ya pasaron por ahí, y que la muerte no es el final de todo; que no hay que tratar a toda costa de huir de la muerte, sino de huir del mal, que avanza mucho más rápido que la muerte esta última frase también podemos leerla en la apología, y escucharla de labios de Sócrates varios milenios después; tal es la magia de los libros.

 


Aimar Rollán

martes, 26 de diciembre de 2017

Los 10 "no puedes" y los 7 crimenes

Hay veces que no tenemos mucho tiempo para leer o aprender cosas nuevas, también, y por lo general, el ser humano no tiene una gran capacidad de retentiva y de memoria. Por ello, os presento a continuación 17 simples frases a recordar. Pertenecen a William Boetcker, un influyente orador y motivador nacido en el siglo XIX.

10 cannots

Conviene leerlos a menudo, reflexionar sobre ellos y tratar de recordarlos, a modo de «10 mandamientos». Son de carácter conservador, y es posible que muchos «izquierdistas» se horroricen, pero están llenos de sentido común. Si todos los supiéramos y los pondríamos en práctica, sin duda construiríamos un mundo mejor y le daríamos una fuerte estocada a la estulticia (la estupidez humana).


    Los 10 «no puedes»
  1. No puedes crear prosperidad desalentando el ahorro. 
  2. No puedes fortalecer al débil debilitando al fuerte.
  3. No puedes ayudar a los pequeños aplastando a los grandes.
  4. No puedes ayudar al pobre destruyendo al rico.
  5. No puedes elevar al asalariado presionando a quien paga el salario.
  6. No puedes resolver tus problemas mientras gastes más de lo que ganas.
  7. No puedes promover la fraternidad de la humanidad admitiendo e incitando el odio de clases.
  8. No puedes garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.
  9. No puedes formar el carácter y el valor de un hombre quitándole su independencia, libertad e iniciativa.
  10. No puedes ayudar a los hombres permanentemente realizando por ellos lo que estos pueden y deben hacer por sí mismos.

    Los 7 crímenes
  1. No pienso.
  2. No sé.
  3. No me importa
  4. Estoy demasiado ocupado.
  5. Dejemos las cosas como están.
  6. No tengo tiempo para leer ni para descubrir.
  7. No me interesa. 

Aimar Rollán