—Tenemos que salir de aquí como sea.
—El único modo es organizar un motín, retener a los guardias y aprovechar la confusión para, vestidos con sus ropas, huir con disimulo —respondió Gabi, como si fuera la cosa más fácil del mundo.
Un segundo después las celdas estaban abiertas y todos los reclusos, agitados, invadían las galerías. Reinaba el caos y todo era muy confuso. Dejaron salir a algunos guardias en coches negros, con la inocente promesa de que no dijeran nada a nadie.
—Lo más curioso es que no sé cómo he llegado hasta aquí. ¡No me puedo creer que yo esté en la cárcel!
—Tranquilo, enseguida saldremos —dijo Gabi—. Esta fuga es diferente a las demás. Somos prisioneros de la noche, pero pronto saldrá el Sol, si es que no te despiertas antes.
—El único modo es organizar un motín, retener a los guardias y aprovechar la confusión para, vestidos con sus ropas, huir con disimulo —respondió Gabi, como si fuera la cosa más fácil del mundo.
Un segundo después las celdas estaban abiertas y todos los reclusos, agitados, invadían las galerías. Reinaba el caos y todo era muy confuso. Dejaron salir a algunos guardias en coches negros, con la inocente promesa de que no dijeran nada a nadie.
—Lo más curioso es que no sé cómo he llegado hasta aquí. ¡No me puedo creer que yo esté en la cárcel!
—Tranquilo, enseguida saldremos —dijo Gabi—. Esta fuga es diferente a las demás. Somos prisioneros de la noche, pero pronto saldrá el Sol, si es que no te despiertas antes.
Aimar Rollán
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