"Sólo hacen falta dos cosas para escribir: tener algo que decir, y decirlo." Oscar Wilde

miércoles, 17 de diciembre de 2014

El primer espectador

La película estaba a punto de terminar. Sentado en una butaca central de la primera fila, Santi observaba con expectación el desenlace, mientras sentía como su autoestima se elevaba. Había pagado una fortuna por conseguir aquel asiento, en el estreno mundial de la última película de su director favorito.

La sala estaba abarrotada, sin embargo, la primera fila estaba vacía, salvo por una figura que resaltaba en el centro. Mucha gente se dio cuenta de aquel hecho anodino: que quedasen plazas libres en un estreno de aquellas características, donde el propio director y los actores principales habían asistido, junto con personalidades de destacada relevancia social.

El primer espectador
 Santi sostenía en su pensamiento que por estar sentado el primero, los fotones de la imagen impactaban en su retina antes que en los demás, haciendo de él el primer espectador, y también, el mayor cinéfilo. Esa era la mayor aspiración de su triste vida.

Al terminar la película, y ser objeto de no pocas miradas, con gran satisfacción se dirigió hacia el hotel en el que se alojaba, mientras tiraba en una papelera todas las entradas reservadas de la primera fila que había adquirido, excepto en la que se había sentado.

Aimar Rollán

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