Se dice que el Senzar era la lengua primigenia, aquella en la que todos los seres nos entendíamos, el lenguaje universal.
Se dice también que esta tan preciada lengua se perdió en la Torre de Babel, tiempo ha.
Desde entonces, han surgido miríadas de idiomas, y el ser humano no ha vuelto a entenderse.
Nos comunicamos los unos con los otros superficialmente, vagamente, apenas en susurros. No encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que nuestra alma siente, desea, anhela... Y si logramos expresarlas en el burdo lenguaje que conocemos, es más que probable que el receptor no lo entienda.
Hemos perdido el Senzar, el divino lenguaje que con solo mirarnos a los ojos, nos hacía comunicarnos plenamente, en cuerpo, emociones, mente y alma.
Tal vez llegue el día en el que Dios se apiade de nuestras míseras existencias y nos devuelva tan preciado tesoro.
Se dice también que esta tan preciada lengua se perdió en la Torre de Babel, tiempo ha.
Desde entonces, han surgido miríadas de idiomas, y el ser humano no ha vuelto a entenderse.
Nos comunicamos los unos con los otros superficialmente, vagamente, apenas en susurros. No encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que nuestra alma siente, desea, anhela... Y si logramos expresarlas en el burdo lenguaje que conocemos, es más que probable que el receptor no lo entienda.
Hemos perdido el Senzar, el divino lenguaje que con solo mirarnos a los ojos, nos hacía comunicarnos plenamente, en cuerpo, emociones, mente y alma.
Tal vez llegue el día en el que Dios se apiade de nuestras míseras existencias y nos devuelva tan preciado tesoro.
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